3 mar 2009

El paseo

Aún recuerdo aquel día.
Había tanto que mirar que apenas me mirabas.
Había tanto de qué hablar que apenas hablamos.
Paseábamos, como siempre, como cada tarde,
como una tarde cualquiera,
entre las matas y las hojas secas del parque,
entre los bosquejos de los árboles,
sus troncos acartonados y los cielos de sangre.
Tu boca horizontal ocultaba tus labios estrechos,
mientras la luna occidental se colaba
entre la espesura del río angosto y artificial.
"Te pareces a una sombra,
todas las tardes te lo digo", te dije.
Y sonreíste.
Te paraste cuando el pico de una mancha
tocaba el borde del barandal.
Soltaste mi mano de repente y
nunca me quisiste más...

2 comments:

Anónimo dijo...

¿dónde andaba el poeta?

Habitante dijo...

Por muchos lugares. En verdad, hubo tres que se mezclaron como cuadro impresionista...uno en Nottingham, la plaza principal, otro en Granada, el Salón, y otro en Iowa, cerca del Weller...Pero el final es el mismo...en uno y en todos ocurre lo mismo....