14 oct 2008

La brillante facultad de olvidar

Hace unos meses (bastantes) hablé con mi madre sobre un caso que le pasó. Una persona con quien creía tener una buena y estrecha relación le habló de forma muy grosera por teléfono, demostrando lo verdulera, vulgar y barriobajera que era. En ese momento yo también creía tener una buena relación con esa persona. Lástima, pensé, la gente termina demostrando a la larga lo que es, pero lo bueno es que Dios nos puso una enorme facultad en el camino: la de olvidar, y no la de olvidar y volver a empezar, sino la de olvidar a esas personas que sólo estorban. A unos les cuesta más y a otros menos, pero tengo la enorme suerte de ser capaz de borrar de mi mente personajes absurdos y ridículos que no merecen ni un simple recuerdo, aunque de alguna forma estés condenado a tenerlos por siempre en el lado más recóndito y alejado del cerebro, sólo por cosas y caprichos del destino...