Hace ya más de dos días que estoy de regreso. En este tiempo no he hecho casi nada. O sea, no he salido apenas, pero he disfrutado con mi familia cada segundo. He salido en dos ocasiones: una, para jugar un partido de fútbol sala, la misma noche de mi llegada, con tan mala suerte de que me doblé un poco el brazo y me duele por una caída y me destrocé la rodilla y parte del codo. Buena bienvenida.
El domingo salí de Cancún en la mañana. Me desperté a las 5 am para manejar hasta Cancún. Lógicamente, en mi línea, la maleta la hice la noche anterior y me acosté a las 2 am. Tres horas de sueño, más de 300 kilómetros de carretera y pal tajo...Llegué en coche a Cancún y allí un buen amigo cancunense me llevó al aeropuerto con Cecy y se quedó con el auto. Nos contó tantas cosas del hoy, del mañana, que realmente me dejó pensando durante un buen rato. "Parece que todos somos importantes, pero no imprescindibles", pensé, y lo miré en varias ocasiones cómo se quedaba pensando después de cada frase que decía. Trataba de ver más allá de lo que decía, de entender cómo se sentía..."No sé -le dije- quizás todo se arregla. Quizás dentro de un tiempo las preocupaciones que tenemos por el trabajo pasan a ser anécdotas....o quizás no, y si es no, eres bueno en lo que haces, lo sabes, y tienes muchas posibilidades".
Con esa conversación llegamos al aeropuerto. Nos despedimos y nos colocamos en la fila de la aerolínea...
17 dic 2008
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